martes, 26 de enero de 2010

Test de facultades mentales intactas.

"Test de facultades mentales intactas". Este es el nombre de una aplicación opcional de Gmail que aun está de prueba, es decir, las puedes probar pero no te aseguran que funcione bien, o se cubren las espaldas en el caso de que funcione mal. Internet me sorprende, cada día más. Siempre que investigo hay algo nuevo, algo que no conocía o algo que ni siquiera pensaba que existiese, o que fuese necesario. No se si esta nueva aplicación será necesaria o no, pero me sorprende. No hace más que confirmar el dicho "hay gente para todo". La aplicación funciona de la siguiente manera. Si tratas de enviar un correo a horas poco propias el programa te va a pedir una serie de ejercicios aritméticos para determinar tu estado mental, aunque más bien suena como un pseudo-control de alcohol/estupefacientes. ¿Para qué iba a querer uno eso?, pues en la misma foto se te explica, para no arrepentirte después, es decir, es un límite o una restricción autoimpuesta a tu propia gilipollez. Así si vas muy borracho o muy pasado para decir cosas que te apetece decir pero que en el fondo sabes que no debes, el programa (o tú mismo) te pone un freno, te avisa; - "Gmail informa, va usted pedo".

La cosa tiene guasa. Sin duda. Un profesor decía muy cabreado lo siguiente. Cuando reflexionaba sobre el consumo de alcohol o drogas en la alegación a juicio como causa eximente él se exasperaba y decía -"¿Cómo que eximente? Más bien agravante". El criterio puede tener parte técnica, médica. Pero, pienso, de algún modo que cada cual cargue con su estupidez, sin remisión. Cada uno hace lo que hace porque quiere hacerlo, no hay excusa legítima ni justificación. Puede haber arrepentimiento pero si lo hicimos, lo volveríamos a hacer.
Menos mal que esta aplicación está en fase de prueba, de momento seguimos teniendo derecho a no ser capaces, de vez en cuando, de resolver una multiplicación para enviar un email. Sin embargo, también es curioso que cuando estamos en este punto de imposibilidad para el cálculo o para el movimiento motor, somos capaces de tomar iniciativa, de actuar, de dar un paso adelante y lanzarnos. De una borrachera pueden salir tanto una bronca como una noche inolvidable, lágrimas o sonrisas. ¿Contradicción?. Las sensaciones del amor y el odio son indistinguibles (técnicamente) en la monitorización de las ondas cerebrales. Son antagonistas, contrarios, pero no contradictorios.

Para ser sincero esta aplicación seguirá inhabilitada en mi Gmail. Como decía Sartre estamos condenados a ser libres. Esto quiere decir que la esencia del hombre parte de su existencia, y será lo que cada hombre haga con ella. Por esto la esencia humana es la libertad, y su condición el proyecto. El hombre será lo que haga con sus actos y sus decisiones, ni más ni menos. Dice Sartre : “Solo hay realidad en la acción...El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida”*.

Me he arrepentido de algo dicho o hecho al día siguiente y hay cosas de las que no me arrepentiré. Pero si hice o deshice fui siempre yo, para bien o para mal. Asumo así mis culpas y mis triunfos, sin pretender escapar a la causalidad.
Sin más.

*J.P. Sartre: El existencialismo es un humanismo.

miércoles, 13 de enero de 2010

Cada día veo menos, cada día veo más.

Cada día veo menos. Las gafas que antes usaba tan solo para leer comienzan a hacerse imprescindibles para mirar la pantalla. Dicen que con los años la visión pierde luminosidad y todo es más oscuro de lo que es en la juventud. Más fascinante aún son los ojos de los recién nacidos. Son líquidos, gelatinosos. Con el paso del tiempo se van solidificando hasta adoptar el estado, la forma y el color que les serán propios de por vida, a tenor de las lentillas de colores, sin duda uno de los inventos más horteras de la humanidad. El que cada día ve menos es mi abuelo. - Cada vez menos, y más sombras- dice. Para leer necesita gafas gruesas y una lupa. Solo así consigue distinguir los caracteres y las fotos de los libros de mi habitación que tan gustosos recibe, mientras me hace compañía en mis tardes de estudio. Ambos pasamos las tardes en un cuarto que da a la calle, cada uno con su libro, mientras afuera llueve. Fumando como si el mundo acabase al pasar la página. Él Bull Brand, yo Golden Virginia o Lucky Strike. Yo libros de derecho o de filosofía, él libros de la Transición, el franquismo o la Segunda Guerra Mundial. - Los conozco a todos- dice. Lleva razón. No obstante ha vivido dos monarquías, dos dictaduras, una república, una guerra, una posguerra, una transición y una democracia. Ha pasado hambre, ha visto fusilar a gente, sus hermanos han muerto de "pulmonías" o de "resfriados", o de cáncer, cuando antes no era un diagnóstico sino una suposición que daba nombre a lo que los médicos no sabían con seguridad. Es bisabuelo y fuma dos cajetillas diarias. Un cigarro tras otro, literal, cuando fuma enciende uno y después otro, hasta los siguientes dos, y así otra vez, y otra. Hace tres intentos para levantarse de la silla, pero siempre lo consigue sin ayuda. No se queja, no se pone nostálgico ni melancólico. Tampoco da trabajo, él hace sus cosas y ayuda en la medida que puede con el de los demás. Sin duda, la nota dominante de su senectud es el buen humor. Elogiable. Envidiable.

Nos llevamos sesenta y un años, seis meses y trece días. Su visión es más oscura, sus ojos están más sólidos que los míos. Quizá la visionado te endurezca los órganos y te oscurezca el pensamiento. Es científico o es poético, qué más da ser poetas o médicos cuando ya no hay futuro sino presente, cuando ya no hay planes, proyectos, ni ilusiones de ser tal o cual persona el día de mañana. Supongo que en la vejez eres quien eres y no hay vuelta atrás. Seguramente no haya ni orgullo ni vergüenza por contemplar la persona en quien te has convertido. Quizá no estés cansado de la vida pero puede que ya no te queden fuerzas para más, ni siquiera para soñar. Entonces pensar en la muerte es hacerlo como una posibilidad posible más que una improbabilidad hipotética y no noto en mi abuelo ningún rasgo de agonía, de desesperación o de tristeza. Más que resignación lo suyo es un estado de serenidad. Quien más y quien menos con su edad habrá vivido lo suyo, habrá sido feliz o no, habrá llorado y sufrido seguro, como nadie, y de una manera u otra estará en paz consigo mismo. Nada tendrá la importancia de otros tiempos y lo que te importa entonces te sería impensable sesenta años atrás, o cuarenta, o veinte. Cinco incluso. Verte sin fuerzas debe joder, sentirte un esqueleto, inerme, pero no doblega.

Dice Jorge Manrique (1440-1479) en las Coplas a la muerte de su padre lo siguiente:

No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
porque todo ha de pasar
por tal manera.


miércoles, 6 de enero de 2010

Los reyes existen !!!!





Algo extraordinario acaba de suceder. En realidad han sido dos cosas estupendas las que se han sucedido, en un breve espacio de tiempo. La última, esta misma tarde, un hecho que, en conexión con otro primero, no hace sino confirmar el tremendo poder de las casualidades. Leí una vez una cita (creo que era de Einstein, aunque no estoy seguro)que decía que Dios se servía de las casualidades para encubrir sus actos. No creo en Dios pero si durante mucho tiempo creí en los reyes magos. Quizá sea otra casualidad que este segundo hecho haya sucedido tal día como hoy, o quizá no.

La cuestión. Me encanta la fotografía pero por avatares económicos jamás he podido comprar una buena cámara. La primera casualidad (de carácter menor con respecto a las que siguen) fue que encontrándose mi hermano en Rumanía pudo comprarme una cámara bastante en condiciones a precio más que económico (a la derecha en la foto), unos 60€, que aun le debo, no es casualidad. La otra casualidad fue aún más sorprendente. En uno de mis viajes, en Cartagena, comía un bocadillo en el puerto deportivo. Cuando me iba fui a tirar los restos a una papelera cercana y junto a ella, esperándome sobre un banco, sola, estaba la segunda de las casualidades que vienen hoy a cuento. Una cámara digital, compacta, de bastante definición, que para la época en que esto ocurrió costaba unos seiscientos euros (a la izquierda en la foto). Fumé un cigarrillo junto a mi nuevo hallazgo esperando a su dueño con la intención de devolvérsela si éste aperecía. Tras un tiempo prudente me marché, no sin cierta culpa refleja del tarado en cuestión que olvidó tal presente, convertido este para mi en una gratificante casualidad. Le presenté a su, desde entonces, compañera rumana (aunque en realidad es japonesa; Ricoh) y desde entonces fuimos tres.

Un año más tarde el único cargador que conseguí encontrar para la "cartagenera", de entre los más de un millón mal llamados "universales", se rompió. Intenté conseguir otro igual e incluso el original, pero nuevamente el precio se escapaba de mis posibilidades. Me resigné a que los tres fuéramos desde entonces dos y destiné a la digital al fondo de un cajón con el fin de canjearla en uno de mis habitulares trapicheos. No fue así, me dió pena. Simplemento la olvidé en el fondo del cajón durante más de un año, hasta que de nuevo... casualidad, pero todavía hay más antes de esto.
La cámara rumana, que tan buena me ha salido, con la que tanto he disfrutado y de la que han salido buena parte de las fotos de este blog se estropeó el pasado verano. Cuando iba a hacerle una foto a mi hermano en Lisboa, simplemente pasó a mejor vida. Todos sus botones y manecillas que estoicamente habían resistido desde el año 1950 en que fueron ensablados se desconjuntaron, se volvieron blandos e inútiles. De pronto los dos que fuimos tres nos quedamos en uno. Me invadía la nostalgia cada vez que en un viaje me veía haciendo fotos con el móvil o con una cámara prestada para la ocasión.

Casualidad ! Casualidad ! Casualidad ! Música en mi corazón ! ¿Causalidad?, lo dudo. Estas navidades mi hermano me dio la primera de las sorpresas. La cámara rumana no estaba rota, simplemente estaba atascada. Un honrado artesano lisboeta supo hallar el problema y lo solucionó sin querer nada a cambio. Solo era un grano de arena que había atascado el circuíto, previsiblemente arena de Cádiz. De repente los tres que fuimos dos y depués uno volvimos a ser dos. Músic in my heart!!!!. Lo más sorprendente pasó hoy. Mientras hablaba por teléfono (con quien parece que no se va, sino que nos vamos juntos) rebuscaba sin ningún fin en un cajón de mi habitación. "El cajón de los cables", como yo lo llamo. Ahí se encuentran una gran cantidad de objetos electrónicos sin utilidad. Ahí precisamente estaba mi cámara cartagenera. La he cogido y le limpiaba el polvo mientras hablaba por teléfono. De repente se me ha ocurrido algo absurdo, probar si el cargador de la PSP (que igualmente aguarda rota a la espera del trueque) funcionaría con la digital y ... adivinad: Bingo! Casualidad! Music in my heart! Funcionó.

Los tres que fuimos dos y después uno y después dos volvemos a ser tres. ¿Casualidad? Quizá, el caso es que la alegría me ha hecho creer de nuevo en los reyes magos. Estas navidades dos cámaras de fotos. ¿Se puede pedir más? No se, por hoy me conformo. Dos cámaras a coste cero, eso es más que encontrar un billete de cincuenta por la calle, más que coger un vuelo pagando solo las tasas, más que encontrar dinero en los abrigos tras el verano.

Music in my heart, one more time !!!