jueves, 23 de septiembre de 2010

私の足, y no las tuyas.

Mis piernas, estas que son mis piernas, no las tuyas, ni las de nadie. Las mías. Las que me traen, me llevan, las que me han movido hasta donde estoy ahora, sentado, escribiendo, apoyado sobre mis piernas, las mías, no las tuyas.
Mis piernas, sobre las que tú te apoyas, sobre las que tú te sientas. Las que aprietas, acaricias, rozas, besas, observas. Mis piernas, las que están arriba cuando las tuyas están abajo, las mías que son las tuyas cuando las tuyas que son las mías están abajo, y tus piernas sobre las mías arriba. Cuatro en total.
Mis piernas que son las mías, que soy yo. A las que nací unido, las que se estiraron cuando yo me estiré, las que siguieron estirándose cuando yo ya no me estiré más, y ahora soy más piernas que otra cosa. Mis piernas, las mías, las que andan y anduvieron, las que duelen, las que se rompieron, las que pican. Las que corren cuando yo corro, las que no se cansan cuando yo si.

Mis piernas, las que acaricias sin tacto con las tuyas, las que tocas sin querer pero queriendo, con las que te confundes y ya no son dos y dos sino una y una y una y una. Las que se tensan, se retuercen, se enroscan, se espeluznan y se duermen.
Mis piernas las que se visten, se disimulan o se exageran, las que se mojan cuando llueve y yo no, las que me separan del suelo y me mantienen en pie, mis piernas las mías, las que ya no son lo que son cuando me arrodillo, cuando me tumbo.
Mis piernas, las que hoy son carne y vida, sangre, músculo, materia y tensión. Las que mañana, ¡las mías!, serán quietud, putrefacción, comida para larvas, mosquitos y gusanos. Pasto de alimañas, las mías.

Mis piernas, las que son ahora atril y luego ruedas, ahora raíces y luego alas. Mis piernas, las mías, y no las tuyas, ni las de nadie, Mis piernas, las mías, "my legs", "mes jambes", "le mie gambe", "meine Beine","minhas pernas", "私の足", "les meues cames", y no las tuyas.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Me gusta guardarme un poquito de ti cuando me das un beso. Para cuando voy, para cuando vuelvo. Para el camino. Ese dulce placer de saborear otros labios que se alejan pasos atrás, en dirección contraria, pero que se sienten cerca cuando muevo los míos, y noto tu boca, que ahora está, que ahora no. Que se va.

Un beso es un segundo muerto, un cerrar los ojos consciente de que el mundo se detiene, deja de girar por un instante, y no hay nada. Todo es calor y tu beso, tu piel y tu beso, una caricia y tu beso. Nada más. Cuando abro los ojos tú sigues ahí, y el universo sigue su curso, pero el beso se va, queda su sabor, pero desaparece... ya no es, ha sido. Y así, con esas cosquillas de memoria y ese tacto que no es el mío sigo danzando, hasta el siguiente. Como si el mundo parase, o como si fuese muy rápido, depende. Cuando cierro los ojos sólo estás tú, y tu beso. Y nada más.