jueves, 17 de diciembre de 2009

Music in my heart, one more time!


Música en mi corazón, una vez más. Como siempre pasó el día nublado, volvieron los claros, las gafas de sol y, ante todo, la posibilidad de abrir los ojos un poco más y atinar más en las miradas diarias. Miradas a quien trabaja contigo, a quien te cruzas por la calle, a quien amas o a quien piensas que te ama... Miradas al techo.
Una vez más le saqué provecho al nihilismo. Otra vez me aproveché del jugo de la sociedad decadente. Que el "nada pesa, nada vale, nada dura" es un motivo de sobra para saltar de un octavo es sabido por todos aquellos que tengan dos dedos de frente. Pero también es sabido que donde habita el máximo peligro está la salvación. Nada pesa, de acuerdo, y ahora qué. Igual que nada pesa nada nos pesa. A la vez que entristece también alegra pensar en los días como el soporte de una nimiedad auténtica. Es más llevadera la conciencia de quien sabe que no se le van a pedir responsabilidades por una palabra dada, de quien conoce el escaso valor de la amistad, salvando a Aristóteles. Es más fácil ser cercano con quien sabes que no se va a sentir defraudado con tu traición.

Una vez más resté importancia a todo y por un momento fui feliz.
Pero solo por un momento.

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