miércoles, 6 de enero de 2010

Los reyes existen !!!!





Algo extraordinario acaba de suceder. En realidad han sido dos cosas estupendas las que se han sucedido, en un breve espacio de tiempo. La última, esta misma tarde, un hecho que, en conexión con otro primero, no hace sino confirmar el tremendo poder de las casualidades. Leí una vez una cita (creo que era de Einstein, aunque no estoy seguro)que decía que Dios se servía de las casualidades para encubrir sus actos. No creo en Dios pero si durante mucho tiempo creí en los reyes magos. Quizá sea otra casualidad que este segundo hecho haya sucedido tal día como hoy, o quizá no.

La cuestión. Me encanta la fotografía pero por avatares económicos jamás he podido comprar una buena cámara. La primera casualidad (de carácter menor con respecto a las que siguen) fue que encontrándose mi hermano en Rumanía pudo comprarme una cámara bastante en condiciones a precio más que económico (a la derecha en la foto), unos 60€, que aun le debo, no es casualidad. La otra casualidad fue aún más sorprendente. En uno de mis viajes, en Cartagena, comía un bocadillo en el puerto deportivo. Cuando me iba fui a tirar los restos a una papelera cercana y junto a ella, esperándome sobre un banco, sola, estaba la segunda de las casualidades que vienen hoy a cuento. Una cámara digital, compacta, de bastante definición, que para la época en que esto ocurrió costaba unos seiscientos euros (a la izquierda en la foto). Fumé un cigarrillo junto a mi nuevo hallazgo esperando a su dueño con la intención de devolvérsela si éste aperecía. Tras un tiempo prudente me marché, no sin cierta culpa refleja del tarado en cuestión que olvidó tal presente, convertido este para mi en una gratificante casualidad. Le presenté a su, desde entonces, compañera rumana (aunque en realidad es japonesa; Ricoh) y desde entonces fuimos tres.

Un año más tarde el único cargador que conseguí encontrar para la "cartagenera", de entre los más de un millón mal llamados "universales", se rompió. Intenté conseguir otro igual e incluso el original, pero nuevamente el precio se escapaba de mis posibilidades. Me resigné a que los tres fuéramos desde entonces dos y destiné a la digital al fondo de un cajón con el fin de canjearla en uno de mis habitulares trapicheos. No fue así, me dió pena. Simplemento la olvidé en el fondo del cajón durante más de un año, hasta que de nuevo... casualidad, pero todavía hay más antes de esto.
La cámara rumana, que tan buena me ha salido, con la que tanto he disfrutado y de la que han salido buena parte de las fotos de este blog se estropeó el pasado verano. Cuando iba a hacerle una foto a mi hermano en Lisboa, simplemente pasó a mejor vida. Todos sus botones y manecillas que estoicamente habían resistido desde el año 1950 en que fueron ensablados se desconjuntaron, se volvieron blandos e inútiles. De pronto los dos que fuimos tres nos quedamos en uno. Me invadía la nostalgia cada vez que en un viaje me veía haciendo fotos con el móvil o con una cámara prestada para la ocasión.

Casualidad ! Casualidad ! Casualidad ! Música en mi corazón ! ¿Causalidad?, lo dudo. Estas navidades mi hermano me dio la primera de las sorpresas. La cámara rumana no estaba rota, simplemente estaba atascada. Un honrado artesano lisboeta supo hallar el problema y lo solucionó sin querer nada a cambio. Solo era un grano de arena que había atascado el circuíto, previsiblemente arena de Cádiz. De repente los tres que fuimos dos y depués uno volvimos a ser dos. Músic in my heart!!!!. Lo más sorprendente pasó hoy. Mientras hablaba por teléfono (con quien parece que no se va, sino que nos vamos juntos) rebuscaba sin ningún fin en un cajón de mi habitación. "El cajón de los cables", como yo lo llamo. Ahí se encuentran una gran cantidad de objetos electrónicos sin utilidad. Ahí precisamente estaba mi cámara cartagenera. La he cogido y le limpiaba el polvo mientras hablaba por teléfono. De repente se me ha ocurrido algo absurdo, probar si el cargador de la PSP (que igualmente aguarda rota a la espera del trueque) funcionaría con la digital y ... adivinad: Bingo! Casualidad! Music in my heart! Funcionó.

Los tres que fuimos dos y después uno y después dos volvemos a ser tres. ¿Casualidad? Quizá, el caso es que la alegría me ha hecho creer de nuevo en los reyes magos. Estas navidades dos cámaras de fotos. ¿Se puede pedir más? No se, por hoy me conformo. Dos cámaras a coste cero, eso es más que encontrar un billete de cincuenta por la calle, más que coger un vuelo pagando solo las tasas, más que encontrar dinero en los abrigos tras el verano.

Music in my heart, one more time !!!

2 comentarios:

  1. jajaja!! muy buena la historia...me alegro de que volváis a ser tres!!

    ResponderEliminar
  2. yeee!!
    Felicidades tio, por tus "casualidades". Poder de atracción??? LOL!
    I NEED TO BELIEVE.Pues claro joder. Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar