jueves, 13 de mayo de 2010

Miradas arriba, abajo, al espejo, al techo.

¿Hacia dónde miras mientras te cortan el pelo? Si miras a los ojos directamente desde el espejo vas a parecer un vanidoso, o un creído, no eso no, a los ojos no. ¿Miro a la peluquera? Entonces se pensará que no he venido aquí a cortarme el pelo sino a mirarla a ella, y no está muy interesada, puesto que no me ha dicho ni "mu" después de "¿cómo lo quieres?". Vale, pues miro al suelo, o algún punto neutro fuera del espejo. Aunque entonces pareceré un loco, con la mirada perdida y el pensamiento en La ponia mientras le pasan unas tijeras demasiado cerca de las orejas. Además, daría una sensación de forzada indiferencia que no es creíble, la peluquera lo notaría y nuevamente quedaría como un capullo....
Bueno, ya está. Cierro los ojos y hago como que me he dormido. No, no, no sería creíble. Si me durmiese no podría mantener el cuello rígido, entonces quedaría como un farsante y la peluquera podría pensar que estoy imaginando cosas guarras con ella, y las tijeras.... demasiado cerca de las orejas, "zas, zas". Ya, lo tengo!!! Miraré cómo me corta el pelo, atento a sus gestos, aunque..... quizá la incomode así, pensando que la estoy examinando, viendo si lo hace bien y criticándola en mi fuero interno. Todo el mundo tiene derecho a trabajar en paz y tranquilo, sin presiones, y la peluquera no va a ser menos, pese a que el objeto de su arte esté sobre mis sienes. No, no es buena idea mirarme el pelo siendo cortado por sus tijeras, sería demasiado coactivo, lo notaría y se enfadaría.
Bueno, pues entonces... puedo mirar a través de los espejos, que contrapuestos me proporcionan un juego por el que puedo ver todos los rincones de la peluquería. Si, esto funciona... Puedo ver a los clientes, las otras sillas, las otras peluqueras, el almacén, mi nuca... ¡y su culo!. Joder, puede pensar que le estoy mirando el culo, cosa que hago, pero sin intención primaria, ¡ha sido un desliz óptico!. Además ella conoce la disposición de los espejos así que sabrá si estoy mirando su culo o cualquier otro rincón. Me ha pillado, mierda.
La gente normalmente coge una revista, pero no me motivaba el muestrario, y si lo que pretendía era no quedar como un capullo leer el 10 minutos o la Pronto mientras me pelan pues como que....

- Ya está- dice la peluquera.
- Gracias.

Pago y me voy. Salgo a la calle y tomo conciencia de algo que acaba de ocurrir en mis narices sin darme ni cuenta. Al cobrarme la peluquera me ha dado una tarjeta con las vueltas. Parecía que había algo escrito. Miro la cartera y efectivamente, en la tarjeta hay escritos un número y un nombre. ¿Se habrá dado cuenta de que miraba sin mirar?. Quizá la llame, aunque será complicado, tendré que empezar a pensar ya a dónde miro cuando quede con ella. Quizá mire al techo.

1 comentario:

  1. la foto és brutal!!

    el millor que es pot fer en eixos casos és fer-te amic de la perruquera...així la pots mirar a ella, a com traballa, o tot...

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