lunes, 13 de julio de 2009




Miradas al techo. Es Granada la ciudad que aparece al fondo de la foto. De aquí acabo de salir, con la carrera prácticamente acabada y unos nuevos planes. El nuevo destino está todavía difuso, pero es casi seguro que lejos del Albaizyn, por donde tantos paseos he dado. Ahora me encuentro en Lisboa, de vacaciones, visitando a mi hermano y a Ana. Aunque esté de vacaciones, siempre he sido un chico de culo inquieto y viene rondándome la cabeza la idea de crear un blog, parece que por fin comienza a rodar la cosa. ¿Qué son las miradas al techo? Pues la idea surge de un tiempo de exámenes en el que el tabaco marcaba las pautas de descanso diario (ahora ya no fumo, o al menos no como antes). Durante un tema y otro acostumbraba a tumbarme en el sofá y fumar un cigarro mientras miraba al techo. Acompañado de la idea de una novela que estaba leyendo por entonces que decía (entre otras cosas) que "todo tiene su tiempo para ser creído", durante estos descansos entre tema y tema, me di cuenta de que la velocidad de la vida que llevo apenas me deja espacio para pensar y reflexionar sobre aquello que me rodea. El hecho de que tengamos que pasar de hacer una cosa a comenzar con otra sin apenas disfrutar de lo conseguido para centrarnos de sopetón en la incertidumbre de lo que está por acabar me apabulla. Para sofocar este malestar dedicaba el tiempo de estos descansos en el sofá en lo que he venido a llamar las miradas al techo. Durante unos cinco minutos (lo que dura un cigarro) la mente se vaciaba del contenido de aquellos temas tan interesantes y tan pesados a la vez para dejar volar la imaginación hacia cualquier cosa. Cuando la mente encontraba un objeto digno de reflexión se centraba en él y trataba de descifrar todos sus planos. Cualquier tema es válido siempre que se lo toma con la debida complejidad, que no quiere decir seriedad precisamente. Cuando uno se para a pensar sobre algo, ya sea un objeto encima de la mesa, un gesto de la que está sentada en frente en el autobús, la percepción de una noticia por la gente, se da cuenta de que los sucesos que nos rodean son mucho más ricos de lo que en realidad aparentan a primera vista. Podemos darnos cuenta de que si empleamos un poco de nuestra parte podremos descubrir cosas que antes no captábamos. Solo es necesario echarle imaginación, pero siendo coherente. Consiste la cosa en hacer las veces de detective y tratar de averiguar lo que hay detrás de cada hecho. Un gesto de mal humor significa que tal persona está malhumorada. Pero si vamos más allá y miramos a esa persona a los ojos y vemos si tiene ojeras, si vemos que su ropa es presumiblemente la de ayer y observamos que no para de mirar el reloj porque aparentemente llegue tarde podemos imaginar que la persona que está sentada frente a nosotros en el autobús ha tenido una mala noche, eso seguro, los motivos que seamos capaces de concebir ya son cosa de cada uno. Puede ser que tan solo sean imaginaciones pero si aplicamos recurrentemente el mismo prisma seremos conscientes de nuestro progreso y que lo que antes tan solo eran presuposiciones ahora son hechos más que sospechables. Y eso, no se, da energía, da voluntad.

Podemos realizar estos ejercicios en el momento y hacer de nuestras esperas momentos intensos, pero también podemos tomar los hechos con posterioridad, y pensar en ellos con más calma, mirando al techo. Os lo aseguro, los resultados son impresionantes. Parándonos a mirar un poco las cosas descubriremos más cosas de las cosas y más cosas de nosotros mismos. Al menos es esto lo que podréis encontrar aquí. Espero que os guste.

1 comentario:

  1. mi casa es tu casa. e sim, que gosto. yay! o primeiro comentario é meu!

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