viernes, 27 de noviembre de 2009

Escríbeme si puedes.




Hoy me siento un superhéroe, un superhombre, con ganas de ser más, de ser más mejor, más hombre, más humano, más persona, a la vez que más animal y más primario. Hoy las cosas salieron bien, me sentí útil, me sentí querido, amado, apreciado, reconocido, reconfortado, ¿realizado? no eso no, suena muy pedante. Trabajé duro, estudiando una ley, analizando hasta sus últimos entresijos. Me hizo pensar que ese podía ser mi trabajo en el futuro, por muchos días, no me desagradó la idea, siempre y cuando cobrase más, por supuesto.
Deicidí no salir. Como siempre estaba en bancarrota. Al fín sopesé los pros y los contrar y finalicé que sería mejor gastar mis últimos veinte euros en un presente incierto que en un futuro predecible. Acerté. Coincidí con una psicóliga amiga de un amigo. Resultó ser más amiga que psicóloga. Eso si, estudiosa, constante. Llegará lejos. Así que postergué mi decisión por un día, este fin de semana es para mí. Esta mañana, mientras trabajaba en mi Decreto Ley, el 2090/2008, pensé que la mejor opción para un fin de semana sin pasta y sin espectativas es dormir hasta tarde y acostarse al amanecer, sin afeitar y sin quitarse el pijama leyendo filosofía de la diferencia, Foucault, Deleuze... Saboreando el dulce sabor de la lucidez y reconfortándose en el profundo desprecio por sí mismo que alimenta la autocrítica. Y todo ello sin perder la sonrisa. Parece que acerté. Esta noche lo he pasado bien. Sin embargo no se qué sensaciones me podrían haber sobrevenido de haberme enfretado a las páginas que hoy tocaban. Será mañana, seguro. Hoy tocó calle, ginebra, risas, bares, música, gente, alegría, maquillaje, ex-novias, en fin, un día completo.
Mientras tanto aguardo al uno de diciembre. Paul Auster publica su nueva novela en Anagrama. Tras Un hombre en la oscuridad decidí que era un buen escritor, pero no el escritor que yo andaba buscando. Javier Marías lo confirmó e hizo el resto. No obstante, al leer ayer en el periódico la noticia me ilusioné, y reservé mi ejemplar en la librería. Qué ingenuo. Quizá en Granada se agotase. Aquí no, lo más seguro es que nó estén al tanto de las publicaciones de Auster, quizá no sepan ni quién es. El hecho de que alguien quisiese "reservar" un libro, seguro les causó sorpresa. Ya os contaré.
Hoy me siento un superhéroe, como ya os he dicho, no tengo sueño y mañana tengo un partido. Si fuese cuestión de voluntad de poder seguro que ganaba. Mis gemelos dirán el resto. Me siento tan pletórico que me quedan fuerzas para mandaros ánimos a todos, nada normal en mi, y mucho menos en mi blog.

Aun así, fuerza y poder.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por la fuerza, es realmente necesaria. que sea una bola de nieve de fuerza y que arrolle todo a su paso con alegria. Un abrazo
    y más paz, fuerza y alegria para ti!.

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